ORIGEN
Zaragoza, como Barcelona, es una ciudad
que tiene su origen en los años del Imperio Romano. Su nombre
original fue Caesaraugusta, en honor al emperador Octavio Augusto que
fue su fundador. Se buscaba una posición estratégica para controlar
el valle medio del Ebro y se eligió ese emplazamiento, cercano a la
desembocadura de dos afluentes. Anteriormente, en esa localización
(tal vez un poco más al este, pero no está claro) ya había un
asentamiento Íbero llamado Salduie. La razón de ser de la ciudad
era y sigue siendo controlar el tránsito de personas y mercancías
en el eje comercial este-oeste de la península, que hasta la llegada
del ferrocarril se hacía vía fluvial por el Ebro (y en menos medida
por los afluentes), y al mismo tiempo cruzar ese eje con un nuevo eje
comercial y estratégico norte-sur que atravesase un río difícil de
vadear por su dimensión. Podría decirse que así como la razón de
ser de Barcelona es el puerto, la razón de ser de Zaragoza es un
puente sobre el río.
CARDUS Y DECUMANUS
Como en cualquier ciudad romana, los
ejes cardus y decumanus son los generadores del urbanismo en lo que
inicialmente fue un centro militar para la romanización del norte
peninsular, y posteriormente un centro de comercio. Al igual que en
Barcino, los ejes no se colocan orientados, sino que se giran para
alinearse con el río. Al contrario que en Barcino, el eje largo no
es el perpenticular al mar, sino el paralelo al río. El eje corto,
el cardus, sigue siendo fácilmente reconocible hoy en día, mientras
que la localización del decumanus no está tan clara. Siempre se
había creído que se correspondía con la única calle recta que
atraviesa el centro urbano a lo ancho, justo por el centro del casco
histórico, pero recientes excavaciones parecen señalar que el
decumanus de Caesaraugusta no estaba centrado, sino más cercano al
río, lo que sería una peculiaridad.
RUINAS ROMANAS
El casco histórico de Zaragoza está
lleno de ruinas romanas. Construir allí es tan problemático como
hacerlo en Ciutat Vella, ya que en cuanto se excava un poco, siempre
sale algo romano. El patrimonio histórico es extenso, pero los
restos más destacados de la huella romana datan de los siglos I y II
d.c.: las ruinas visitables del foro, las del teatro (que se conserva
bastante bien), restos del puerto fluvial, de las termas, una parte
de la muralla y parte de la cimentación del puente de piedra, que es
lo único que sigue en uso. También se han encontrado restos de
obras hidráulicas, para el suministro y el saneamiento de agua,
aunque una ciudad con tres ríos no pareció necesitar nada tan
aparatoso como un acueducto.
Maqueta de Caesaraugusta.
ARQUITECTURA MUDÉJAR
Al contrario que en Barcelona,
Carlomagno no logró entrar en Zaragoza después de que la península
fuese islamizada, por lo que la arquitectura medieval será bien
diferente. El nombre de la ciudad pasó a ser Saraqusta, y aunque
existen obras románicas como la iglesia de Santa Engracia, el estilo
arquitectónico se encaminó y tuvo su máxima expresión en el
mudéjar en lugar de en el
gótico, el material principal no es la piedra como en Barcelona,
sino el ladrillo, el yeso y el alabastro. Los restos más
representativos que quedan son el palacio-castillo de la Aljafería,
la torre de la catedral de la Seo y su cimborrio, la Lonja y varios
palacetes. De hecho la Seo, que se sitúa sobre el antiguo foro
romano, es un edificio que muestra todos los estilos arquitectónicos,
desde el románico hasta el barroco, por la gran cantidad de
modificaciones que ha sufrido.
EL URBANISMO
Tal como ocurrió en Barcelona las
calles pasaron de ser rectas en la época romana a ser sinuosas y
estrechas en la edad media, pero en el s.XIX pasaron tres cosas que
cambiaron esto. La primera fueron los sitios de Zaragoza, en la que
Napoleón se ocupó de destruir prácticamente toda la ciudad y matar
al 80% de la población, con lo que hubo que reconstruirla de malas
maneras y sin plan alguno. Hasta entonces, en muchos escritos se lee que la
llamaban la Florencia española por su belleza. La segunda fue la apertura de la calle Alfonso 40 años
después, con edificios modernistas de buena factura, recta y ancha
en pleno centro se convirtió en el nuevo hogar de la burguesía rica
(es similar al carrer Ferran). La tercera fue el plan urbanístico de
José de Yarza, que básicamente preveía nuevos puentes, ensanches
extramuros (dada la ineficacia demostrada de enfrentar muros con
cañones), y la higienización de un Casco reconstruido con prisas,
con la apertura de más calles como la calle Alfonso. Sin embargo
dicho plan no se materializó correctamente, se construyeron los
nuevos barrios (la especulación sobre el valor del suelo era un gran
negocio) pero en el Casco histórico ningún proyecto lograba salir
adelante a pesar de los muchos intentos, no era rentable. El
resultado es evidente, tras casi un siglo de relativo abandono a la
espera de reformas, el centro (y los ensanches medievales) no solo
era viejo, se encontraba deteriorado. Finalmente en los años 1940 se
abrieron un par de calles al estilo de Vía Laietana pero a menor
escala (San Vicente de Paúl), y se definió un gran perímetro para
la plaza del Pilar, al estilo de lo que se hizo en la rambla del
Raval. Hoy en día se puede afirmar que todo lo que tiene “olor a
viejo” está catalogado y protegido, se trabaja en la recuperación
del patrimonio histórico y hay actuaciones para la rehabilitación y
mejora de esos barrios tanto tiempo maltratados.