dilluns, 3 de juny del 2013

Ciutat Vella - El Casco (II)

ORIGEN

Zaragoza, como Barcelona, es una ciudad que tiene su origen en los años del Imperio Romano. Su nombre original fue Caesaraugusta, en honor al emperador Octavio Augusto que fue su fundador. Se buscaba una posición estratégica para controlar el valle medio del Ebro y se eligió ese emplazamiento, cercano a la desembocadura de dos afluentes. Anteriormente, en esa localización (tal vez un poco más al este, pero no está claro) ya había un asentamiento Íbero llamado Salduie. La razón de ser de la ciudad era y sigue siendo controlar el tránsito de personas y mercancías en el eje comercial este-oeste de la península, que hasta la llegada del ferrocarril se hacía vía fluvial por el Ebro (y en menos medida por los afluentes), y al mismo tiempo cruzar ese eje con un nuevo eje comercial y estratégico norte-sur que atravesase un río difícil de vadear por su dimensión. Podría decirse que así como la razón de ser de Barcelona es el puerto, la razón de ser de Zaragoza es un puente sobre el río.

CARDUS Y DECUMANUS

Como en cualquier ciudad romana, los ejes cardus y decumanus son los generadores del urbanismo en lo que inicialmente fue un centro militar para la romanización del norte peninsular, y posteriormente un centro de comercio. Al igual que en Barcino, los ejes no se colocan orientados, sino que se giran para alinearse con el río. Al contrario que en Barcino, el eje largo no es el perpenticular al mar, sino el paralelo al río. El eje corto, el cardus, sigue siendo fácilmente reconocible hoy en día, mientras que la localización del decumanus no está tan clara. Siempre se había creído que se correspondía con la única calle recta que atraviesa el centro urbano a lo ancho, justo por el centro del casco histórico, pero recientes excavaciones parecen señalar que el decumanus de Caesaraugusta no estaba centrado, sino más cercano al río, lo que sería una peculiaridad.

RUINAS ROMANAS

El casco histórico de Zaragoza está lleno de ruinas romanas. Construir allí es tan problemático como hacerlo en Ciutat Vella, ya que en cuanto se excava un poco, siempre sale algo romano. El patrimonio histórico es extenso, pero los restos más destacados de la huella romana datan de los siglos I y II d.c.: las ruinas visitables del foro, las del teatro (que se conserva bastante bien), restos del puerto fluvial, de las termas, una parte de la muralla y parte de la cimentación del puente de piedra, que es lo único que sigue en uso. También se han encontrado restos de obras hidráulicas, para el suministro y el saneamiento de agua, aunque una ciudad con tres ríos no pareció necesitar nada tan aparatoso como un acueducto.

Maqueta de Caesaraugusta.

ARQUITECTURA MUDÉJAR

Al contrario que en Barcelona, Carlomagno no logró entrar en Zaragoza después de que la península fuese islamizada, por lo que la arquitectura medieval será bien diferente. El nombre de la ciudad pasó a ser Saraqusta, y aunque existen obras románicas como la iglesia de Santa Engracia, el estilo arquitectónico se encaminó y tuvo su máxima expresión en el mudéjar en lugar de en el gótico, el material principal no es la piedra como en Barcelona, sino el ladrillo, el yeso y el alabastro. Los restos más representativos que quedan son el palacio-castillo de la Aljafería, la torre de la catedral de la Seo y su cimborrio, la Lonja y varios palacetes. De hecho la Seo, que se sitúa sobre el antiguo foro romano, es un edificio que muestra todos los estilos arquitectónicos, desde el románico hasta el barroco, por la gran cantidad de modificaciones que ha sufrido.

EL URBANISMO

Tal como ocurrió en Barcelona las calles pasaron de ser rectas en la época romana a ser sinuosas y estrechas en la edad media, pero en el s.XIX pasaron tres cosas que cambiaron esto. La primera fueron los sitios de Zaragoza, en la que Napoleón se ocupó de destruir prácticamente toda la ciudad y matar al 80% de la población, con lo que hubo que reconstruirla de malas maneras y sin plan alguno. Hasta entonces, en muchos escritos se lee que la llamaban la Florencia española por su belleza. La segunda fue la apertura de la calle Alfonso 40 años después, con edificios modernistas de buena factura, recta y ancha en pleno centro se convirtió en el nuevo hogar de la burguesía rica (es similar al carrer Ferran). La tercera fue el plan urbanístico de José de Yarza, que básicamente preveía nuevos puentes, ensanches extramuros (dada la ineficacia demostrada de enfrentar muros con cañones), y la higienización de un Casco reconstruido con prisas, con la apertura de más calles como la calle Alfonso. Sin embargo dicho plan no se materializó correctamente, se construyeron los nuevos barrios (la especulación sobre el valor del suelo era un gran negocio) pero en el Casco histórico ningún proyecto lograba salir adelante a pesar de los muchos intentos, no era rentable. El resultado es evidente, tras casi un siglo de relativo abandono a la espera de reformas, el centro (y los ensanches medievales) no solo era viejo, se encontraba deteriorado. Finalmente en los años 1940 se abrieron un par de calles al estilo de Vía Laietana pero a menor escala (San Vicente de Paúl), y se definió un gran perímetro para la plaza del Pilar, al estilo de lo que se hizo en la rambla del Raval. Hoy en día se puede afirmar que todo lo que tiene “olor a viejo” está catalogado y protegido, se trabaja en la recuperación del patrimonio histórico y hay actuaciones para la rehabilitación y mejora de esos barrios tanto tiempo maltratados.