Castell
de Montcada
Durante la primera visita, la del Castillo de Montjuic, estuvimos aprendiendo diversas cosas sobre este accidente geográfico, sobre lo que significaba el monte para los barceloneses, ese signo de opresión, y también, la función comunicativa que tenía el Castillo.Buceando un poco a través de la historia de Montcada, descubrí algo que podía sospechar, que en El Turó hubo un castillo.
La primera
referencia documentada está datada del año 1023, que sale
mencionado como “Castro de Montekandano”, y es uno de los
castillos que la Contesa Ermesenda dio como obsequio y garantía de
mantener la paz a su hijo Berenguer Ramón I. Un Ramón de Montcada.
La historia del castillo consta de diferentes épocas, con diferentes
regentes que acaba cuando en el año 1713, Felipe V ordena su
demolición, y, más tarde dio permiso a la gente del pueblo de
utilizarlo como pedrera. (Intuyo que aquí nace “Asland”.Pues
bien, el caso es que a finales del siglo XIX, los restos del castillo
sirvieron para el funcionamiento de una torre militar con finalidad
de comunicación óptica, tal y como lo hacía la torre de Montjuic.
La torre que había en Montcada, tenía visión directa con la torre
de Montjiuc, aunque no tenían comunicación entre sí, ya que la de
Montjuic conectaba con la de Sant Pere Màrtir, situada a poniente
del Tibidabo y esta con la del Turó de Montcada.
La
verdad, es que además de algunas curiosidades sobre la propia
Barcelona, Caminar BCN me ha servido para curiosear un poco sobre mi
cuidad y quererla un poco más. No tanto por su urbanismo, sino por
su historia.