Hacia otras maneras de vivir
El ritmo de la vida moderna está modificando la forma de
vivir en nuestros edificios. Desde la revolución industrial del proletariado,
se ha promovido la vida en colectividad, adoptándola actualmente como prácticamente
la única forma de vivir en una ciudad. Grandes complejos y edificios
plurifamiliares invaden nuestras ciudades.
Si a este fenómeno ya instaurado cómodamente en nuestra
sociedad, le sumamos la evolución tecnológica en la vida cotidiana, podemos
afirmar que cada vez, la sociedad se está volviendo más solitaria y autónoma.
Un individuo puede vivir al lado de otro y no saber absolutamente nada de su
vecino.
El hecho de ir adoptando esta forma de vida sin oposición alguna,
nos hace pensar en si es esta la manera, o el rumbo que queremos tener en un
futuro. Quizá este individualismo nos lleve en un futuro a una falta de “humanidad”
en nuestro entorno más cercano. A algunos puede parecerle bien, pero hay otros
a los que no nos gusta el destino que parece inevitable.
El edificio Walden 7 se proyectó como un nuevo modo de
convivir. Se proponía una “ciudad vertical”, donde cada integrante de esta
comunidad tuviese relación con sus vecinos. El proyecto original se previó con la
mitad de la superfície por planta destinada a usos comunitarios, circulaciones
y jardines.
Han pasado más de 30 años desde su nacimiento, y tras una
visita al edificio podemos ver que no ha perdido ese “ambiente” de comunidad. Cada
vivienda participa del espacio formando parte de un todo, donde el simple hecho
de salir a comprar el pan, genera se quiera o no, una interrelación entre los
vecinos.

Esta “forma de vivir” en comunidad, ya la investigaron otros
proyectos como Talliesin West de Frank Lloyd Wright, o la Unité d’Habitation de
Le Corbusier. Estos proyectos ya daban mucha importancia a la vida en
colectivo, más enfocada a la producción artística y arquitectónica en
Talliesin, o más destinada a la vida cotidiana como en la Unité.
Con los tiempos que corren, quizá haya en tener en cuenta
estos proyectos, priorizando una vida social más colectiva y menos
individualista como la que llevamos actualmente.
