dilluns, 25 de febrer del 2013

Madrid



Madrid crece a partir de un asentamiento fortificado musulmán (s IX), en un emplazamiento estratégico controlando el rio Manzanares. El tejido del casco presenta un trazado irregular de calles estrechas combinado con un trazado radiocéntrico definido por los caminos procedentes de las antiguas puertas de la muralla de la ciudad . La condición de capital del reino ha marcado su desarrollo: muchas de las vías principales están marcadas por los antiguos recorridos desde las residencias reales en el anterior alcázar musulmán a las diferentes zonas de caza de los monarcas (Retiro, Casa de Campo, la sierra... ) Durante siglos el crecimiento urbano del pueblo quedó contenido en el casco (creciendo en altura con la tipología de vivienda en Corralas) mientras que la nobleza se extendía construyendo palacios en las cercanías de las residencias reales. Durante el reinado de Carlos III en el siglo XVIII se trazaron una serie de glorietas y avenidas (el Madrid de los bulevares) con edificios institucionales y se abrieron al pueblo por primera vez pertenencias reales como el actual Parque del Retiro. 
En el siglo XIX el ayuntamiento junto con especuladores privados (principalmente el Marqués de Salamanca) comenzaron un importante proceso de ampliación urbanística, un ensanche al norte y este de la ciudad, con plano en cuadrícula, mientras que al sur y oeste el trazado era radiocéntrico con zonas intermedias de cuadrícula .  En las zonas que quedaron en el extrarradio del ensanche  aparecieron núcleos espontáneos de viviendas de autoconstrucción más o menos precarias en las vías de acceso a la ciudad, tal y como llevaba ocurriendo desde la edad media. 

Actualmente, el casco, los ensanches y el extrarradio de los ensanches están englobados en lo que se denomina la "almendra central", rodeada por la M-30, el primer anillo de circunvalación. La política de infraestructuras centralista iniciada en el franquismo y continuada hasta la actualidad convierte la periferia de Madrid (exterior a la M-30) en un entramado de autovías, autopistas y vías férreas radiales que conectan la capital con los principales centros económicos del estado español, cruzadas por los diversos anillos de circunvalación (M30, M40, M45, M50...). En los lóbulos entre estas redes de infraestructuras y los antiguos cascos de los pueblos absorbidos tras la Guerra Civil, se encuentran hoy en día los barrios periféricos, originados por barrios de chabolas posteriormente reedificados o por zonas de vivienda social planificada (donde se instalaban los trabajadores que llegaron masivamente en los años 50-60 procedentes de otros lugares del estado español, principalmente de Andalucía, Castilla La Mancha y Extremadura) o promociones privadas de especulación urbanística (desde los años 60-70 a la actualidad). Los espacios intersticiales son ocupados por la industria y servicios. 



 La construcción de estos barrios periféricos para la ubicación del proletariado que trabaja en la capital se ha conseguido con una inversión en infraestructuras pagada con dinero público mientras que la plusvalía se la han repartido los constructores y propietarios del suelo revalorizado. Una vez puesto en marcha este motor de crecimiento, la especulación inmobiliaria característica del franquismo no se ha detenido hasta la actualidad, con la herramienta  del planeamiento urbanístico del PAU (Programa de Actuación Urbanística) .  En los 10 años posteriores a la aprobación de la ley del suelo  (1998) con el gobierno de José María Aznar, que permitió la urbanización masiva de suelo rústico, (incluyendo áreas protegidas)  Madrid aumento su suelo urbanizado en un 49 %. De no haber estallado la burbuja inmobiliaria, si se hubiera seguido construyendo y ocupando suelo a este ritmo, el suelo urbanizable se hubiera terminado en 2020.   En 2012 han sido declarados ilegales 22 PAUs en la comunidad de Madrid.