Que grata sorpresa
cuando uno entra en la maravillosa
pequeña ciudad de Bofill! Estaremos de acuerdo con que el proyecto arrastra problemas que en algunos casos son importantes y en otros hasta graves,
aun así… Uau!
Con la previa e impresionante
visita a su taller/vivienda uno podría pensar que su apetito ha quedado saciado, pero nada más lejos de la
realidad. Solo por el atrevimiento e intensidad que se respira en el Walden es
este un trabajo digno de admiración. Y
qué diferencia con lo que ahora se entiende por comunidades de vivienda! No
tenemos pocas de esas en Sant Cugat (demasiadas en realidad) y que vergüenza recorría
mis pensamientos mientras paseábamos las calles
del edificio.
Me parece que no hace falta decir mucho más. Cualquier
persona que se adentre en la entrañas del Walden 7, arquitecta o no, debería
entender lo que es hacer un proyecto con personalidad, intención e intensidad - guste o no,
y aun no estando completo el proyecto - . La comparación con la inmensa mayoria de las
comunidades de vivienda actuales me parece, por desgracia, inviable dada la enorme distancia que existe, y verdaderamente es una pena…