dimarts, 4 de juny del 2013

PALO ALTO__FÁBRICA CEMENTO

Justo fue lo que comenté con una compañera el mismo día de la excursión al taller de arquitectura de Ricardo Bofill: que por más bucólico que me pareciese la fábrica de cemento reconvertida en estudio de arquitectura, la verdad es que sus interiores dejaban mucho que desear, sobretodo en lo que a calidad de espacio se refiere. Y aun más sobretodo en comparación con la antigua fábrica de Palo Alto, interiormente transformada, a día de hoy, en un basto espacio libre y confortable, merecedor de luz y tranquilidad con vistas directas a los jardines, albergando estudios básicamente de artistas emprendedores de muy variadas ramas -entre ellos arquitectos también-, que comparten sin embargo unas mismas ideas comunes: rehabilitar para recuperar, a la vez que invertir esfuerzo en rescatar este lugar de trabajo de los inconvenientes de la ciudad.






Este último espíritu de rehabilitar y aprovechar, también se da obviamente en la fábrica de cemento, a la vez que se está recuperando un bello y único edificio que de lo contrario probablemente habría sido destruido.
Mis dudas sin embargo, aparecen al visitar la fábrica por dentro y ver cómo, según mi opinión, se ha forzado demasiado su reconversión de una parte de ella (los cilindros) en despachos de arquitectura, que al final solamente destacan siquiera por la peculiaridad del espacio delimitado interiormente, la disposición de las mesas de trabajo según la forma más idónea acorde con los volúmenes ya preexistentes. Por no hablar de la poca luz artificial de que se dispone...es una lástima, no obstante, no contar con más salas grandes como la de reuniones.