diumenge, 26 de maig del 2013

Es.Col.A do Alto da Fontinha - Montjuïc

Tú crees en los cuentos? Yo por ahora creo que en vez de creer, prefiero vivirlos.

Cuando era pequeña antes de ir a la cama la madre me contaba un cuento. Siempre terminaban con la misma frase "sueña con los angelitos”, un mismo final para historias que transcurrían de forma totalmente diversa. Ahora pensando en ello, el inicio tambíén era el mismo. Tiene algo de preocupante.

El año pasado viví una historia muy bonita. Transcurrió en una montaña no demasiado alta, dónde en vez de un castillo, en lo alto tenía una Escuela, eso sí, uno poco atípica.

Como toda historia pues, empezaremos por el principio.


Había una vez una ciudad que se llamaba Porto. No era ni demasiado grande ni demasiado pequeña. Algunos decían que era muy gris, otros que la veían bien coloreada. Eso si, había dos cosas por las que la ciudad era conocida en todo el país; una, por sus subidas y bajadas; y la otra, por la desigualdad entre sus habitantes.
Allí donde unos veían unas casitas abandonadas donde ganar dinero, otros vivían en sus casitas mientras no había manera de ganar dinero. Allí dónde unos veían inversión, otros vivían la expropiación. Allí cuando unos se frotában las manos soñando en euros, los otros se frotaban las manos para pasar el frío del atlántico sin calefacción.

Gordos y flacos
Eran pues, los habitantes de aquella ciudad de casetas abandonadas, unos personajes extraños. Unos cada vez eran más ricos, cultos y grandes, y los otros por el contrario, más pobres y desinformados. Los primeros sólo hablaban de la Troika y mientras lo hacían en los ojos se les dibujaba una moneda de euro, los segundos apenas conseguían seguir las medidas de austeridad dictadas ... (Por quién decían los telediarios?). Los habitantes delgados cada vez tenían la piel más gris, como las paredes de su casa, como sus vidas. Caminaban mirando al suelo para no ver la larga subida que les faltaba para llegar a casa. Cada día el mismo camino, pero cada vez se les hacía más largo, más cuesta arriba.

Ubicación do Alto da Fontinha 
Cartel en apoyo a la Es.col.A

Fué en aquel entonces, en el montículo más alto y más pobre de la ciudad, el Alto de Fontinha, pasó algo raro. 

Hacía días que se sentían
voces, entre los vecinos, no pasaban de ser más que unos rumores. Unas cosquillas que despertaban las sonrisas de los pequeños.


Poco a poco, la noticia se fue esparciendo y los primeros curiosos ya se dejaron ver por la zona. Realmente lo que encontraron los dejó del todo fascinados. La antigua Escuela del barrio, ya desde hacía años abandonada, se había convertido en ... un nosequé curioso, de todos colores, dónde pasaban simultáneamente muchas cosas diferentes. 

Batucada en el patio da Es.Col.A
A medida que entraban por la puerta se encontraban con el antiguo patio, pero ahora lleno de bicicletas gigantes de dos, tres, cuatro ruedas; baterías siendo tocadas por los más pequeños; unos que saltaban a la comba. De todas las procedencias y edades. Poco a poco se acercaban, siguiendo los olores mágicos, de frutas y guisos elaborados por cocineros de cualquier rincón del mundo. El uno preparaba un cuscús mientras el otro cocinaba un babaganoush.
Acto de pintura concertada na rua en favor da Es.Col.A

 

En los pisos superiores se daban paralelamente aulas de refuerzo para los pequeños del barrio, se hacía teatro, danza, música. Todos corrían cantando y saltando por los pasillos de aquella escuela tan singular. Era conocida como la Es.Col.A, Espacio Colectivo y Autogestionado.

Aquel, era un lugar extraño, a pesar de estar en la montaña más alta, cada vez se acercaba más gente y con más ilusión subían hasta la cima. 


Desalojo de Es.Col.A por los senyores de los Gordos
Pronto estas noticias llegaron a los señores gordos y por primera vez no estuvieron tan contentos.

Los señores Gordos llamaron a la puerta de sus mejores caballeros y con pocos días resolvieron su problema. Ahora bien, hay que decir antes de terminar la historia, que la resistencia que encontraron en el Es.col.A del Alto da Fontinha no fué poca.



Reocupación da Es.Col.A el 25 de abril el 2012


El cuento termina como todos;


Soñando con los angelitos para no tener pesadillas antes de ir a la cama. 


Buenas noches.