Lisboa, como Barcelona, también tiene un origen muy
antiguo, con una superposición de capas de otras civilizaciones y periodos de
la historia. Su importancia se revela con el Imperio Romano que la denomina
Olissipo. Dice la leyenda que fue fundada por el héroe griego de la Odisea,
Odiseo y de ahí su nombre. También sufrió invasiones musulmanas posteriores que
marcaron la forma y estructura de la ciudad. A pesar del gran terremoto de 1755
que destruyó gran parte de la ciudad, todavía se pueden ver algunos vestigios
de las diferentes arquitecturas.
Alfama es uno de los barrios más
antiguos de Lisboa. Su nombre deriva del árabe y de hecho tiene su origen en los
pueblos moros que se asentaron allí. Aunque ya casi no existen casas moriscas,
el barrio conserva parte de la atmósfera de la época, con las calles estrechas
y sinuosas, las escaleras gastadas, las plazas pequeñas, muy similares a los
barrios medievales de Barcelona, como el Gótico.
Alfama es un barrio muy peculiar que se asemeja a un antiguo pueblo, no
sólo en su apariencia, sino también por tener una comunidad
de gente relativamente pequeña y próxima. Pero a pesar de esto, es frecuentado
diariamente por muchas personas, portugueses y turistas que buscan el encanto
de esta ciudad tan especial. Es un lugar lleno de restaurantes típicos, casas
de fado y el centro de las fiestas populares. Se respira historia por las
ruinas romanas, por el castillo de São Jorge, por las muchas iglesias en cada
esquina desde el románico al barroco. Presenta las más hermosas vistas de las
colinas de la ciudad y el río, a través de los miradores de las Portas do Sol y
Santa Luzia.
Mirador Portas do Sol