En correspondencia con la construcción
del ensanche, durante el siglo diecinueve, el corazón de Barcelona vivió una
etapa de profundas transformaciones urbanísticas que le cambiaron la cara a la
ciudad. El centro medieval de la ciudad,
con sus callecitas pequeñas y sus plazas silenciosas, empezó a ser cruzado por
calles anchas, mas parecidas al tamaño de las calles de la nueva ampliación
de Cerdà que a la escala propia de las vías antiguas. Muchos edificios se
derribaron, se construyeron nuevos, se llegó a mover edificios de un lugar a
otro. Las intervenciones mas vistosas fueron seguramente el eje constituido por
Carrer Princesa, Carrer Jaume I, Plaza Sant Jaume y Carrer Ferran y la Via
Laietana que atraviesa todo el casco
viejo desde el norte hasta el mar.
Carrer Jaume I
Via Laietana
En Venecia se intentó hacer algo
parecido, que pero quedó incompleto. Se trata de la Strada Nova, la calle nueva
en español, una intervención que se empezó cuando la ciudad aun pertenecía a
los austriacos y que se acabó mas o menos en el 1870. Es una calle bastante
ancha, diseñada mirando a los modelos de las grandes capitales europeas, que se construyó a través de los enterramientos
de muchos canales de agua y de la demolición de muchos edificios de la Edad
Media. En la idea del gobierno austriaco, la Strada Nova tenia que conectar
Piazza San Marco, el corazón institucional de la ciudad, y el mercado de Rialto
con la nueva estación de los trenes construidas en los mismos años en la zona
de Santa Lucia, y crear así una nueva viabilidad. Según las intenciones del
gobierno austriaco esta intervención habría estado el primer paso de la ciudad
hacia la modernidad.
La Strada Nova: una intervencion incompleta
El inicio de la Strada Nova cerca de la estacion
La Strada Nova cerca de la Ca' d'Oro