Badalona
fue una ciudad fundada de nueva planta y con una previa planificación
del territorio con la intencionalidad de vertebrar los territorios
layetanos que se iban ocupando. Los romanos aplicaron el modelo de
ciudad cuadrícula en una planicie ligeramente elevada, como es la
colina de Rosés, cerca del mar y con posibilidades agrícolas y bien
comunicadas con los pueblos cercanos.
Era
una ciudad amurallada y que tuvo su entrada por la Vía Augusta
(antes vía litoral). Badalona, entonces, se completó con un trazado
amurallado, con grandes torres de defensa. Su configuración interna
tenía unas características muy similares a las demás ciudades
romanas de la época.
Desde
su fundación, Badalona, “Baetulo”, llegó a ser una ciudad muy
emprendedora que se consolidó rápidamente. Su principal fuente de
prosperidad fue el comercio de vino. En 1954 se descubrieron los
restos de los antiguos baños romanos, también conocidos como
termes. En el mismo emplazamiento se inauguró en 1966 el Museu de
Badalona.
A
partir del siglo X se vuelve a configurar en Badalona un núcleo
urbano en la antigua ciudad romana. Durante los siglos IX y X se
desarrolla la Badalona medieval.
Nos
encontramos pues, al borde de un nuevo milenio con una villa que tuvo
diversos núcleos dispersos, con sus torres de defensa, además de un
núcleo bien distinguido alrededor del antiguo foro romano. La
Badalona medieval define así su delimitación: del río Besós al
mar, la colina de Montgat y la Sierra Litoral. El núcleo urbano que
se fue desarticulando, finalmente se recompuso en el siglo XII
en
las inmediaciones de la sagrera con el acta de consagración de la
iglesia de Santa Maria en el 1112, éste ya era el antiguo núcleo
fundacional de la “Baetulo” romana, en Dalt de la Vila. Éste
será pues el eje de formación de la Badalona actual.