divendres, 21 de juny del 2013

Bois de Bologne y Parc de l'Oreneta: por encima de las infraestructuras


Si consideramos la ciudad desde la óptica del conflicto entre urbanidad y infraestructura, París y Barcelona tienen mucho en común. En la metrópolis parisina, el périferique es un anillo que circumbala el municipio y lo limita -aunque en realidad constituye mucho más que una frontera política, sólo hace falta observar el estado de los banlieues exteriores a esta ronda y ver que no gozan de los mismos privilegios que los del interior-. En Barcelona, la ronda limita con la montaña y con el mar, y no tiene este carácter de frontera social tan marcado.

Los esfuerzos por integrar las infraestructuras en la ciudad y así borrar las cicatrices que fragmentan el tejido se hacen patentes en las operaciones urbanas que se van llevando a cabo, a lo largo de los años, en ambas ciudades. Hay espacios que permiten se atravesados con mayor facilidad, y los parques urbanos son un ejemplo. Aquí tenemos el Parc de l'Oreneta, que constituye el tramo soterrado más largo de la Ronda de Dalt, mientras que en París el Bois de Bologne esconde, a tramos, la mayor parte de la gran infraestructura que lo atraviesa.

(Mapa de los puentes que atraviesan el périferique en la zona del Bois de Bologne, y imágenes de Barcelona y París en los tramos en que se soterran las infraestrtucturas)