Abrazado a este y oeste por La Cadireta y el Mont Baix (dos montes), el centro de Castellví de Rosanes se sitúa
en la valle. Mirando directamente a los viñedos que antaño sirvieron de
principal motor económico para la población.
El término municipal (formado por los barrios de Castellví,
el Taió, Miralles y Can Sunyer) linda con los municipios de Gelida, Martorell y
Sant Andreu de Llobregat y aunque es de los más extensos del Baix Lobregat
también es de lo que tienen menos habitantes. Debido a una topografía poco amable, sólo se puede llegar por carretera.
La mayoría de su territorio está vigilado por un conjunto de
atalayas que sirvieron de defensa a los habitantes durante la invasión
musulmana del siglo VIII. Fue uno de los pueblos que consiguió repeler los
ataques durante muchos años. También se usaron como refugio en la Guerra Civil.
Actualmente está formado por edificaciones adosadas en la periferia y edificios entre medianeras,
actualmente en rehabilitación, junto con algún edificio de viviendas
plurifamiliar de poca altura en el centro.
Como hitos nos encontramos el edificio antiguo y el nuevo de la escuela, las cavas locales y el nuevo ayuntamiento al lado de la antigua iglesia en la plaza del pueblo. Se situó
ahí con propósitos militares antes de los ataques anteriormente mencionados.
Actualmente aún se vive de los viñedos pero se combina ésa
actividad con la industria del polígono del pueblo; situado en las afueras. Está
considerado como pueblo de interés en rutas de enoturismo.