Hacia otras maneras de vivir
El ritmo de la vida moderna está modificando la forma de
vivir en nuestros edificios. Desde la revolución industrial del proletariado,
se ha promovido la vida en colectividad, adoptándola actualmente como prácticamente
la única forma de vivir en una ciudad. Grandes complejos y edificios
plurifamiliares invaden nuestras ciudades.
Si a este fenómeno ya instaurado cómodamente en nuestra
sociedad, le sumamos la evolución tecnológica en la vida cotidiana, podemos
afirmar que cada vez, la sociedad se está volviendo más solitaria y autónoma.
Un individuo puede vivir al lado de otro y no saber absolutamente nada de su
vecino.
El hecho de ir adoptando esta forma de vida sin oposición alguna,
nos hace pensar en si es esta la manera, o el rumbo que queremos tener en un
futuro. Quizá este individualismo nos lleve en un futuro a una falta de “humanidad”
en nuestro entorno más cercano. A algunos puede parecerle bien, pero hay otros
a los que no nos gusta el destino que parece inevitable.





Con los tiempos que corren, quizá haya en tener en cuenta
estos proyectos, priorizando una vida social más colectiva y menos
individualista como la que llevamos actualmente.